Nuestro día a día

Definitivamente rescatar a Ursa y adoptar a 4 de sus bebitos nos cambió la vida completamente. Lo que antes era algo cotidiano como ir al cine, salir a cenar o sentarse en el sillón a ver una película, hoy se ha convertido en un sueño que se ve lejano.

No tenemos mucho espacio en el departamento. Los bebitos deben respetar un horario junto con Zuko y Azula, nuestros gatitos, pues todavía no aprenden a convivir y debemos mantenerlos separados. 

A las 6:30am comenzamos a sacar a pasear a los bebitos. Lo hacemos de dos en dos, pues sacar a todos a la vez siempre termina mal. Regresamos de pasear a las 8am, y a esa hora se meten a su cuarto a dormir.

De 8am a 2pm Zuko y Azula tienen el departamento para ellos. Aunque normalmente prefieren dormir a esa hora también.

A las 2pm, los bebitos salen del cuarto para andar libremente en el departamento. A veces salen con mucha energía, a veces solo les gusta acostarse en el sillón o en la cama de Ursa y volver a dormir.

Durante las tres horas que están en la sala durante la tarde, Azula y Zuko se quedan en un pequeño balcón que tenemos y al que le construimos una malla protectora para evitar que se salgan a la calle. 

A las 5pm, los bebitos vuelven a su cuarto. Sin embargo, hemos notado que a esta hora es cuando más energía tienen, pues rara vez se vuelven a dormir. Al contrario, se la pasan ladrando y peleando entre ellos.

De 5pm a 7pm, dejamos a los bebitos encerrados en su cuarto, para que Azula y Zuko puedan estar en el depa e ir al baño, pues sus areneros los tenemos en un baño.

Y para terminar el día, a las 7pm, los bebitos vuelven a salir al depa, para que a las 8pm salga la primer pareja a su paseo nocturno; Ikki y Milo. Y después sacamos a Jinora y Naga.

Procuramos que sea un paseo corto, de 20 o 25 minutos nada más, para tampoco terminar tan noche, pues también debemos sacar a Ursa hasta el final. Y la verdad terminamos muy cansados.

Es hasta esta hora, entre 9pm y 9:30pm, que nos ponemos a trabajar en las Petbook's, pues es el único momento donde nos podemos concentrar realmente en nuestro emprendimiento.

No ha sido nada fácil. Nunca imaginamos que así sería nuestra vida después de rescatar a Ursa, pero definitivamente no nos arrepentimos ni jamás lo haremos. Todos los días vemos noticias sobre maltrato animal, y nos duele pensar que esa vida es la que pudo haber tenido Ursa y sus bebitos.

No tienen la vida que les quisiéramos dar, pero estamos seguros que algún día la tendrán. 

Cambiemos su mundo.

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